martes, 28 de julio de 2009

Vivir, dicen, sólo cuesta vida

Hay una novela de Caparrós en la que "dios", una bola de energía inexperta y atolondrada, arma un universo caótico regido por un error de diseño. Buscando ser creativa en la coorporación de bolas de energía, "dios" inventa la muerte "natural" y lo que ella conlleva, la vejez y la decrepitud.
Desde hace varios días, mientras paso las noches cumpliendo horario de oficina en una habitación de hospital, no dejo de pensar en eso. Sólo un colosal error de diseño puede condenar a un ser viviente y a los que lo rodean a "eso".
A la madrugada, cuando comienzan a apagarse los sonidos peripatéticos que envuelven el hospital durante el día, cuando me quedo sola con mis ideas, la atmósfera se vicia, se enrarece, mientras le doy la bienvenida a lo siniestro. Es la profunda conciencia de que la verdadera amenaza está adentro, en mi cabeza. Es el terror de saber, de comprender, la victoria absoluta de la "cosa negra" que ahí, en la oscuridad, agazapada, espera.
Yo estoy ahí para que alguien que me importa y a quien realmente le importa lo que ahí sucede no tenga que estar ahí. Por eso no estoy ahí. Lo que hay ahí de mí es una cáscara, hecha de jean gastado, cara de circunstancia y frases hechas. Adentro no queda nada. No, nada no, está la "cosa negra". Usurpando cada rincón que el cansancio, el fastidio, el sinsentido del error de diseño le gana a lo bueno, a lo noble, a lo humano que todavía tengo.
Primero me quedé sin paciencia. No me sorprendió, nunca tuve demasiada. Después me quedé sin ternura. Y el cansancio, el fastidio y el sinsentido me empezaron a dar verdadero miedo. Ahora, estoy segura y esa seguridad me angustia, ya ni siquiera me queda compasión. Ahora, estoy segura y esa seguridad me aterra, sólo me queda la "cosa negra".
Estoy sentada sola en la oscuridad y pienso, con lo poco de humano que me queda, cómo voy a hacer para no volverme cada día más monstruo. Para barrer el horror bajo la alfombra, para enterrar la rabia amarga de la bronca, del desprecio, del resentimiento. Con lo poco de humano que me queda.

4 comentarios:

  1. Sabés quién soy. No me identifico, aunque quisiera, porque sería develarte en este juego perverso en el que insistís. Sabés que algunos de los que te leen saben quién sos: ¿cómo querés que te lean esto? ¿Literariamente? ¿Dramaticamente? Ya te lo dije: si necesitás ayuda, pedí. Si necesitás compañía, pedí. No juegues a que el otro descubra qué quéres al jugar con la escritura con temas que no lo merecen. La enfermedad es una mierda, la vejez a veces es una mierda, la muerte es una mierda, los hospitales son una mierda. Es así. Punto. Bronca por todo eso está bien. ¿Desprecio, resentimiento? ¡No! ¿A quién?, ¿contra quién? ¿Vos cada vez menos humana? No esperes que quienes te conocemos lo festejemos. ¿Te gusta regodearte construyendo de vos alguien penoso? Una pelotudez. Si estás en ese hospital para que alguien que te importa no esté no te construyas como víctima aquí. La buena acción no se condice con la victimización. ¿Y a vos realmente no te interesa quien está en el hospital? No te creo. Sos humana a pesar de que te guste o quieras no serlo.

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  2. Hola, vengo por tu post, no por el comentario anterior. Lo que quiero decirte es que tengo la costumbre de leerte, y sé que hace bastante que no escribís, no con la frecuencia que solías hacerlo antes. Por eso cuando hoy vi que tenías un update, me puse contenta, porque sabía que iba a encontrar algún pensamiento copado que aunque no entienda bien de qué la va (porque tampoco lo comprendo toooodo) siempre queda bien formado, bien contado, lindo, justo, interesante, inteligente. Esto que terminás de postear y yo de leer tiene esas mismas características; es más extenso, sí, y un poco más "comprometido" o "sincero" o "siniestro". Algo de distinto hay. Es más tuyo y no puedo dejar de pensar qué te pasa, qué te está pasando. Pero bien, eh. No te asustes. Lo pienso porque algo de vos llega hasta mí (parafraseando a Fito) Así que me siento con la potestad suficiente para decirte que no te escondas tanto, que dejás entrever un montón y siempre es mejor tener las cosas un poco más claras, dejar las cosas un poco más claras, para que los demás no empiecen a hacer conjeturas sobre vos. Perdón el atrevimiento, pero es lo que me sale comentar, de onda nuevamente.
    Un beso y ojalá que estés bien. Que todos estén bien.

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  3. Cállate Isa, no estás humana esta noche.

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  4. Isa? Isa? estas ahi?
    me quede varios dias pensando en esto que escribiste.
    estas masomenos bien?
    la venis remando?

    escribime a mi mail y nos emborrachamos de palabras de aliento etílico, que yo tb vengo medio barranca abajo.

    Besos

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